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Remando bajo las estrellas en el Delta

Toda la magia del Delta con un condimento muy especial: navegar sus aguas en plena noche.

Texto y fotos: Javier Lubenfeld – Gabriel Cohen 

Cuando Javi, me dijo, nos vamos al Delta, yo pensé que nos íbamos de paseo en Ala Delta y me asusté un poco, por suerte era el delta del Paraná.

Llegamos rápidamente a Tigre en tren. Es como irte de vacaciones por un rato a un hermoso lugar.  Nos encontramos con Patricio Redman, gran conocedor del arte del remo y los ríos, instructor, con 30 años arriba de un kayak, supo navegar en lugares muy recónditos tanto en Argentina como en otros continentes.

Charla introductoria de cómo se debía remar y el recorrido que haríamos, entre anécdotas de Patricio y sus remadas en lugares inesperados. Y ahora sí, a mojarse un poquito para subir a estas naves del agua y ¡emprender la travesía nocturna!

Zarpamos desde la rampa a eso de las 19hs. Remos en mano y derecha-izquierda, derecha-izquierda, con el sol que de a poco se empezaba a esconder. Cruzamos el Río Luján entre lanchas y otras embarcaciones, Patricio nos cuidaba y nos guiaba para donde teníamos que encarar el kayak, cada uno iba en un kayak simple, menos nosotros que íbamos en uno doble, parece cosa difícil, pero luego de unos cuantos metros logramos sincronizarnos. Agarramos por el arroyo Gambado, donde pudimos ver la casa Museo del célebre escritor Haroldo Conti.

Hicimos un pequeño desvió para observar una gran ave y aprovechar para sacarle fotos inmersos en plena naturaleza. Seguimos hasta el Río Sarmiento, momento de ponerlos linternas en la cabeza y en los chalecos salvavidas, el sol ya nos abandonó. Pero la blanca luna más presente que nunca. Lo recorrimos una hora más, mientras tratábamos de esquivar las olas que nos movían de arriba a abajo provocadas por las lanchas y catamaranes que nos pasaban realmente cerca y nos salpicaban un poco. ¡Un tanto riesgoso pero muy divertido! Pasamos por la casa museo de Sarmiento (que está dentro de una gran cajita que de cristal para su conservación) hasta llegar al hermoso Arroyo Espera. Una paz increíble, el sonido de selva natural donde la diversidad de aves se adueña del lugar con su particular sonido.

Después de estar remando un buen rato bajo la luna, llegamos a “la base” de Patricio, lo que antes era la chacra de Bordelois que data de 1932. Desembarcamos y ya nos esperaban con unas deliciosas hamburguesas completas a la parrilla, se armó un buen fogón para calentarse un poco, aunque la noche estaba hermosa pero nosotros un poco mojados!!!

Luego de comer al aire libre, entre charlas y el sonido de la naturaleza, vino el postre casero de la mujer de Patricio, una torta con café, buen motivo para quedamos otro rato más descansado y gozando del bello lugar.

Ahora sí, panza llena, corazón contento, nuevamente a los kayaks para una última remada de vuelta hacia tigre por los ríos Sarmiento, Canal Buenos Aires y Gambado. En total son unos 12 km.

La vuelta es más corta, y un poco más cansadora, pero terminamos muy contentos por la tarde-noche que habíamos pasado. Siendo casi las 12 de la noche nos despedimos de Patricio agradeciéndole por esta aventura impecable. Quedaba lo peor… regresar a casa. Con una mezcla de paz y cansancio, creo que nunca dormí tan bien como esa noche.

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